No se pueden mezclar churros con medinas, como dicen por ahí. El DPF o FAP es un elemento que tienen los diésel para eliminar la mayor cantidad de partículas sólidas provenientes de la combustión y que son altamente contaminantes, y es un hándicap que no tienen los motores de gasolina. Pero los elementos contaminantes de un coche con motor térmico son, aparte de estas partículas de los diésel, el CO2 (dióxido de carbono) y NOx (óxido de nitrógeno) principalmente. Y de todos ellos el más perjudicial para el planeta es el CO2.
Ya los coches diésel más antiguos no emitían tanto dióxido de carbono como los de gasolina, pero sí generaban un número muy superior de óxidos de nitrógeno, de óxidos de azufre, hidrocarburos y hollín, sobre todo los modelos previos al año 2005 y a la norma Euro IV.
Con el paso del tiempo y de los avances, sobre todo los modelos posteriores al 2009, los coches diésel han desarrollado una serie de sistemas con los que, por ejemplo, han reducido al mínimo los niveles de sus emisiones de partículas sólidas, hidrocarburos y de NOx. Tanto es así que algunos coches han llegado a igualar sus límites de emisiones a los del mismo modelo con motor de gasolina.
En cuanto al CO2, un motor de gasolina puede llegar a emitir entre un 20 y un 25% más de CO2 que el mismo modelo en versión diésel. Estas cifras están intrínsecamente ligadas al consumo y teniendo en cuenta que un coche de gasolina siempre suele consumir más que uno de gasóleo... poco se puede hacer para reducir esa contaminación. Además, hay que tener en cuenta que de todo el dióxido de carbono que expulse, el 70-80% procederá del uso y un 15-20% de la producción del vehículo.
Lo cierto es que el impacto de un coche de gasolina a nivel global es mayor que el de un diésel porque las emisiones de CO2 son las que causan el efecto invernadero y, en consecuencia, el cambio climático. Sin embargo, a nivel local el impacto será menor porque las partículas de óxidos de nitrógeno, humos... son inferiores.
Efectivamente son pocos los modelos híbridos usando motores diésel pero nada tiene que ver con los niveles de contaminación. Tiene que ver, sobre todo, con su coste y complejidad de fabricación, y porque no tiene sentido innovar con motores que han sido demonizados. Sería invertir mucho y morir pobre.
Resumo diciendo que hay mucha demagogia alrededor de este tema. El problema de contaminación no está solo en las partículas sólidas aunque se quiera vender así, y a día de hoy ese problema está muy controlado. Y si a todo esto le sumamos que al gobierno le sale muy caro porque el diésel está (o estaba) subvencionado, con esto ya tienes las claves que te faltaban.
Con todo esto no0 quiero decir que los diésel no contaminen. Faltaría más. Pero desde luego no son más perjudiciales que los gasolina. Contaminan mucho más las fábricas de baterías y acumuladores eléctricos ... pero ese es otro tema.